lunes, 23 de noviembre de 2009

Bogart en la encrucijada humana

El ser humano –complejo e indescifrable- puede llegar a ser víctima de la ambición, pero también puede ser capaz de redimirse. Humphrey Bogart, el filme de 1956 “The Harder they Fall,” toma el papel de un héroe a la griega; que tras haber sucumbido a la tentación, logra retomar su camino a la rectitud. Bogart representa a un periodista reconocido –Eddie Willis- que ha perdido su empleo y al verse en bancarrota decide sumergirse en la mafia del box, en vez de aceptar un trabajo noble de mala paga. Luchando con su conciencia moral y justificando sus acciones de manera inédita, Willis cae en un juego de manipulación y estafas; las cuales lo llevan a prestar sus conocimientos de los medios para crear una ilusión rentable. Así es como logra convertir a Toro Moreno –un boxeador novato, inepto e ignorante- en una celebridad mediática. Incluso podría decirse que Moreno es un tipo de “Juanito mexicano”, perteneciente al mundo del box y no de la política.

Más aún, los mafiosos del filme son una perfecta comparación de la corrupción mexicana. Tal y como muchos políticos y empresarios, éstos son personas que tergiversan las leyes a su beneficio; y para ello aplastan y golpean a los más bonachones y débiles. Así la película lleva a un debate ético que se tambalea entre los golpeados y los explotadores, el “dinero fácil” y el trabajo justo, etc. Sin embargo, como todo buen héroe humano, Willis cae y vuelve a levantarse, sacrificando todo –poniendo en riesgo su vida- y así salvando a Toro y ganándose el perdón. Finalmente, el filme clausura con broche de oro: tal y como fueron palabras y medios las que llevaron a la creación de la falsa imagen de Moreno, pueden ser éstas el conducto a la denuncia de un mundo tan corrupto y oscuro como lo es el del box. Así se le recuerda al auditorio acerca de lo que significa ser humano: frágiles y pecaminosos, pero siempre con la opción de la redención y el perdón.

lunes, 16 de noviembre de 2009

No hay reemplazo para Kyoto

Las esperanzas de tener un nuevo pacto ambiental internacional, para la próxima reunión patrocinada por la ONU en Copenhague –del 7 al 18 de diciembre- se han esfumado. La reciente cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Singapur terminó por convencer al presidente estadounidense, Barack Obama, así como a otros líderes asiáticos, que la idea de formular un nuevo tratado para remplazar al Protocolo de Kyoto debe dejarse para después.

La razón expuesta por el asesor de seguridad nacional de Obama, Michael Froman, fue que el tiempo que resta para la cumbre es muy reducido; y que por lo tanto llegar a formular un tratado justo para el ámbito internacional resultaría fallido. Así se sugirió que el tema se quedará pendiente para la segunda cumbre, la cual se realizará en México en el 2010. Sin embargo, existen desacuerdos ante la decisión tomada por el ganador del Nobel 2009. El presidente brasileño, Lula da Silva, cree que el dejar en la espera la fabricación de soluciones ante la crisis ambiental, es culpa de los Estados Unidos y China. Países que son bien sabidos como los creadores del mayor número de gases del efecto invernadero en el mundo.

No obstante, el punto clave por el que esta noticia resulta de importancia cuestionable, se remonta a las agendas diplomáticas que tanto Washington y Beijing habían anunciado con anterioridad. Las cuales habían dado una prioridad a la crisis climática y se habían ganado a los defensores de la ecología. Más aún, en Noviembre del año pasado, Obama –en ese entonces presidente electo- llegó a dar un discurso emotivo que enunciaba la importancia de retomar al pie de la letra el compromiso de Kyoto. Al mismo tiempo, anunció que éste era ya un tanto obsoleto, por lo que sería primordial el redactar un nuevo tratado para ser pactado en la reunión de Dinamarca. Es más, éste fue aún más lejos diciendo que para el 2050 Estados Unidos reduciría los gases en un 80% adicional a los niveles establecidos por Kyoto; declaración que en su momento impresionó a miles de sus compatriotas, que bajo el liderazgo de Bush habían visto a una administración que ponía de un lado la lucha ambientalista.

Hasta la fecha Kyoto no ha tenido un gran éxito. Su reemplazo resulta necesario, pero por el momento el mundo se debe esperar unos cuantos meses más antes de tener presente una posible respuesta. Quién hubiera creído que era mejor dejar todo para el mañana, y no para el ahora.

Sin embargo, por ahora la prioridad del Presidente Estadounidense serán los derechos humanos, mientras continúa con su tour por China. Así la ecología se queda en la espera, y la importancia depositada en Copenhague terminará en la realización de una cumbre internacional más, sin verdadera “sustancia elemental”.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El "trapo" como fuente de infecciones


En la esquina de mi casa hay una taquería bastante reconocida y recurrida; los alimentos son frescos, está limpio, cuentan con baños y atienden con calidez. Dos cuadras más abajo hay un puesto de tacos de lengua, en donde un señor va y pone su carrito todas las noches. Éste también tiene éxito; la diferencia con el primero, yace en el saborcito que brinda el “trapo”, el cual se utiliza para limpiar desde los cuchillos y los platos hasta la barra de la carreta.

La Secretaría de Salud calcula que en México cada año: ocurren cerca de unos 200 millones de episodios de diarrea por alimentos contaminados, cerca de 15 millones de ciudadanos entre los 20 y 50 años se ven afectados por la colitis, y que el 80% de la población se lava incorrectamente- o siquiera lo hace- las manos.

En el mero auge de la influenza se decía que el país era un “caldo de cultivo” perfecto para la propagación de epidemias. Lo cual no sorprende de manera alguna. Se puede decir que en general México es un país antihigiénico. Algunas ciudades –incluyendo a Cuernavaca- tienden a ser sucias; así pareciera que los letreros que advierten de no tirar basura, son más bien incentivos para convertirse en depósitos. Las personas escupen en las calles, juegan con sus mucosidades, tocan el dinero y después sus caras, no se desinfectan las manos y demás.

Mientras tanto, hay muchos restaurantes y puestos callejeros que no siguen las regulaciones de salubridad. La señora que vende sopes, todos los domingos por la satélite, solamente “llega, pone su comal y a vender”. No se preocupa si hay una llave de agua para enjuagarse las manos, o si el comal está limpio, toma el dinero con las manos y a su vez prepara la masa del sope. Con todo, siempre hay clientela frecuente; ya que por unos ricos antojitos, vale la pena enfermarse. Más aún, la gente suele creer que sus anticuerpos son lo suficientemente fuertes como para defenderla de todo mal.

Sin embargo, aunque parezca chistoso o poco importante la Venganza de Moctezuma -que no sólo afecta a los visitantes extranjeros- no se debe tomar a la ligera. Las enfermedades como la tifoidea (causada por alimentos contaminados) pueden llevar a la muerte, si no se tratan debidamente. También la falta de higiene contribuye a la expansión de epidemias, razón por la cual la influenza ha puesto tanto énfasis en el cuidado del aseo y malos hábitos. Así aunque sea común para todo mexicano, no resulta bueno conformarse con la poca limpieza, tanto personal, como de los lugares que se frecuentan.

No obstante, la gente si aprende. El presente año ha sido ejemplo de ello; las medidas de prevención de la influenza han tenido su impacto. Por ello las campañas de higiene deben continuar y acrecentarse. No debe permitir que la información “le entre por un oído y le salga por el otro” a la sociedad. Como dice el vals de Rodolfo Sciammarella “tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor”. Antes que las demás, está la salud; la higiene es parte de ello. Así que no importa verse ridículo, cargar con un alcohol de manos, no va a lastimar a nadie, es más puede salvarte de un “bicho estomacal”.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Aumenta el índice de baches en la “Ciudad de la Eterna Brincadera”

El abandono en la capital del estado de Morelos es cada día más notorio. Con la época de lluvias los hoyos se acrecientan y ante la falta de mantenimiento, los ciudadanos se las ingenian para encontrar las formas de evadirlos, taparlos o prevenirlos. Inclusive, el diario local -en el presente mes- ha iniciado una página electrónica para que sus lectores comenten acerca de los riesgos viales que existen en las zonas de tránsito frecuente. En las cuales, las llantas y cajas se han vuelto indicadores comunes de baches o registros peligrosos.

Mientras tanto las administraciones parecen dormidas y el mantenimiento de las vías públicas se ha dejado en el olvido. Lo que a su vez ocasiona que las calles padezcan de una fiebre constante de hoyos -de irregulares tamaños, formas y profundidades-. Ésto, no es ni más ni menos que el resultado del anárquico crecimiento que ha devenido en la ciudad de Cuernavaca desde las últimas décadas; y a su vez, la consecuencia por la falta de interés del gobierno local por mantener una buena imagen urbana.

La capital morelense no es una ciudad planeada. Fue creciendo de manera exorbitante y sin ningún tipo de regulación en cuanto a su infraestructura urbana. El diseño de los pavimentos citadinos es totalmente obsoleto. La superficie de rodamiento –como también se le llama- se construye de acuerdo al peso aproximado que tiene que soportar. No obstante, con una taza de crecimiento anual del 2.7%, el tránsito de la ciudad se ha visto afectado; hoy día, en las avenidas principales de la ciudad, Paseo Cuauhnáhuac y Plan de Ayala, tienen un aforo de aproximadamente unos 25,000 autos diarios (cifras de CAPUFE y SCT). A su vez, el libramiento tiene un flujo de más de 35,000 autos diarios. Más aún la carga de tantos automóviles, como camiones, es mucho más pesada, por lo que el suelo no es lo suficientemente apto para resistirlos.

A la par el material mismo de las superficies requiere de mantenimiento constante que muchas veces es inexistente. Algunas de las calles en la ciudad están hechas de carpeta asfáltica, ya que la inversión inicial de éstas es mucho más barata, que las de concreto hidráulico. Empero, el asfalto tiene una vida mucho más corta; a largos rasgos viven unos 10 años, “con mantenimiento anual”, antes de tener que reencarpetar. Cosa que en Cuernavaca a veces ni se hace, y por ello se tienen calles obsoletas que llevan más de 20 años sin reencarpetarse.

A la falta de mantenimiento y planeación de desarrollo, se le añaden otros factores que acrecientan la erosión de la superficie. Las lluvias se filtran por las grietas del suelo, las tuberías viejas se truenan y dañan las bases, las raíces de los árboles arrancan las superficies y el drenaje licua los finos o soportes, que hacen que tanto asfalto, como concreto se desmoronen.

La solución del gobierno hasta ahora ha sido un programa de “bacheo temporal”. En el cual nada más se dedican a medio tapar los hoyos que surgen, pero no a tratar el problema desde la raíz. La solución necesaria para dejar el apodo de Cuernabaches es el de llevar a cabo un estudio de las vías de comunicación pública de la ciudad; para que de esta forma se rediseñe la pavimentación de las mismas y así prevenir que los próximos aguaceros creen nuevas trampas que ponchen las llantas.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Promociones en Día de Muertos

Es realmente sorprendente cómo los mexicanos podemos celebrar a la muerte. Sólo observen lo que finales de octubre y noviembre traen consigo: comida, bebida, dulces, honores a los difuntos, reuniones familiares, turismo, música y demás. En pocas palabras es la pachanga del colorido humor mexicano.

Es una fiestesota en donde podemos encontrar desde calaveritas de azúcar, catrinas coquetas, “flores esponjadas” y “panes de temporada”, hasta promociones para "el retiro del alma". Si creen que es un chiste, consulten el periódico local del día 1 de noviembre; en éste se puede leer un anuncio de la funeraria “Bosques de la Vida Eterna de Morelos” que ofrece un servicio funerario desde $9,000.00 ¿Irónico? Tal vez, pero ello no es más que lo típico esperado de un día de muertos: la familiaridad total de la muerte, que hace que para los mexicanos ésta sea una amiga digna de respeto y burla simultánea.

Sin embargo, ésto no quita que el día también sea especial. Después de todo el “Día de Muertos” es uno de los ejemplos representantes del sincretismo cultural de México, entre lo prehispánico y lo castellano. Los creyentes esperan con devoción a sus “muertitos” y les preparan sus ofrendas con todo el amor del mundo. Así tanto iglesias, capillas y hogares se adornan con pequeños altares que muestran el respeto a los que han dejado su huella en los corazones de sus seres queridos y comunidades. Los cementerios también dejan su olor a flores frescas y panorama colorido.

No obstante la tradición, está evolucionando una vez más. Ahora se junta con el “Halloween Americano”; el cual llega con su típica mercadotecnia y manipulación consumista; pero también como buenos mexicanos le ponemos parte de nuestra sazón. Así es como los niños –con sus creativos disfraces- hostigan nuestras casas, pidiendo calaveritas por tres días seguidos.

Fuera del ritual de la preparación de la ofrenda y las oraciones, puede decirse que el resto no es más que una excusa para festejar; pero eso sí, una celebración que deja la panza llena y el corazón contento. Si quieren vivirlo por ustedes mismos, un "día de muertos" dense una vuelta por algún pueblo mexicano; y después de haber visitado a unas tres familias, puedo asegurar que ya habrán quedado completamente satisfechos. Aunque en el ánimo de parranda, ¿quién no tiene espacio para un tamalito y un tequilita extra?